Ya sé que muchas veces sólo te uso de pañuelo. Ya sé que no merezco vigilar tus sueños. Tú eres mi Cenicienta, que nunca tiene prisa, una bala perdida hecha a mi medida. Cuando me siento herido, me subes a un tejado, y allí, la vida es menos puta si estás a mi lado. Teniendo mil razones para no estar a mi vera,
te quedas por aquí compartiendo primaveras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario